Mi historia

Hola, me llamo Doky. No recuerdo mucho de mis primeros días, solo que las calles eran frías y la comida era escasa. Pasé más noches de las que me gustaría recordar acurrucado en rincones oscuros, soñando con algo más que la vida que me había tocado. Un día, un humano con un corazón enorme me encontró, estaba temblando bajo la lluvia. Ese día, todo cambió. Me llevaron a un lugar cálido y seco, donde me dieron comida deliciosa y una cama suave para dormir. Tenía miedo al principio, pero luego, las caricias y las palabras suaves de los humanos que cuidaban de mí me hicieron sentir seguro y querido. Fui llevado al veterinario, donde me revisaron y me dieron tratamientos que me hicieron sentir mucho mejor. Con el tiempo, empecé a jugar y a explorar mi nuevo hogar. Descubrí el gozo de los juguetes para morder, la emoción de los paseos y la felicidad de los mimos. Pero lo mejor de todo fue el día en que conocí a mi nueva familia. Vinieron a visitarme y supe enseguida que eran ellos. Me dieron un hogar para siempre, lleno de amor y cuidado. Hoy, soy el perro más afortunado del mundo. Tengo una familia que me ama y cuida de mí. No tengo que preocuparme por el frío ni por el hambre. Tengo un lugar seguro donde dormir cada noche y personas que me aman. Y aunque la vida en las calles es un recuerdo lejano, nunca olvido de dónde vengo. Esa experiencia me hizo más fuerte y me ayudó a apreciar todo lo que tengo ahora. Estoy agradecido por cada día en mi nuevo hogar y estoy emocionado por todas las aventuras que me esperan.